SESGO HALO: REPROGRAMA TU PERCEPCIÓN EN LA EDUCACIÓN
Descubre cómo un sesgo sutil puede transformar la manera en que percibimos y evaluamos a las personas en el ámbito educativo y más allá.
A lo largo de mi carrera como educador, he tenido la oportunidad de explorar conceptos que normalmente no se enseñan en las aulas tradicionales y que están más vinculados a la psicología. Entre estos conceptos destacan los sesgos cognitivos. Cada vez que he compartido este conocimiento con colegas, muchos me han dicho que no es necesario conocer estos temas. Sin embargo, no se dan cuenta de que los sesgos cognitivos están profundamente arraigados en la naturaleza humana.
Uno de estos sesgos es el sesgo Halo. Tal vez hayas escuchado las frases “como te ven, te tratan” o “las apariencias engañan“. Estas expresiones populares ilustran perfectamente este sesgo cognitivo, que aunque a menudo tratamos de ignorar, es extremadamente común entre las personas.
El sesgo Halo se manifiesta cuando nuestra percepción general de una persona, objeto o situación influye en nuestra evaluación específica de sus características. Este fenómeno fue descrito por primera vez por el psicólogo Edward Thorndike en 1920 y desde entonces ha sido un concepto crucial en la psicología social.
Para ilustrar este fenómeno, consideremos el caso de una convocatoria para un puesto de secretaria en una empresa. Se presentan dos candidatas: Mariana y Laura. Mariana es una joven muy atractiva, con buena presencia y vestida de manera impecable. Laura, por otro lado, no es tan agraciada físicamente y lleva una vestimenta más sencilla y formal. Ambas se presentan a la entrevista con su mejor disposición, pero hay una diferencia notable en su apariencia.
El entrevistador, al ver a Mariana, asume inmediatamente que ella es la mejor candidata para el puesto. Su atractivo físico y su cuidado en la vestimenta le hacen suponer que también debe ser competente, eficiente y capaz de manejar las tareas del puesto. Durante la entrevista, el entrevistador se muestra más receptivo y positivo hacia Mariana, interpretando sus respuestas de manera favorable. Aunque Mariana no tiene tanta experiencia en ofimática y atención al cliente como Laura, el entrevistador tiende a pasar por alto estas deficiencias debido a su percepción general positiva de ella.
Laura, aunque es más competente y tiene más experiencia relevante, no causa la misma impresión. El entrevistador, influenciado por su apariencia más sencilla, no percibe sus habilidades de la misma manera. A pesar de que Laura demuestra tener un conocimiento profundo en ofimática y una habilidad notable para la resolución de problemas, el entrevistador se muestra menos entusiasta y crítico en su evaluación. Al final, Mariana es seleccionada para el puesto, no por sus habilidades y experiencia, sino por la impresión general que causó su apariencia.
Este ejemplo muestra claramente cómo el sesgo Halo puede distorsionar nuestras evaluaciones y decisiones. Atribuir cualidades positivas a alguien basándonos en una impresión general puede llevar a decisiones injustas y poco informadas. Para contrarrestar el sesgo Halo, se requiere un esfuerzo consciente y la implementación de estrategias específicas. Una manera efectiva es separar deliberadamente la evaluación de diferentes cualidades. Por ejemplo, en un contexto de contratación, los entrevistadores pueden usar listas de verificación estandarizadas que evalúen aspectos específicos como habilidades técnicas, experiencia y aptitud cultural por separado. De esta manera, se asegura que cada aspecto se evalúe de manera objetiva y se reduce la influencia de una impresión general.
El sesgo Halo también puede tener implicaciones en la vida cotidiana fuera del ámbito educativo y laboral. Por ejemplo, en nuestras interacciones sociales, tendemos a formar opiniones sobre las personas basándonos en impresiones generales que pueden no ser precisas. Si conocemos a alguien que es amigable y carismático, podríamos asumir que también es honesto y confiable, aunque no tengamos evidencia que lo respalde. Este tipo de suposiciones puede llevarnos a confiar en personas que no lo merecen o a ignorar señales de advertencia.
Para contrarrestar el sesgo Halo en nuestras vidas personales, es importante ser conscientes de nuestras propias percepciones y esforzarnos por evaluar a las personas basándonos en comportamientos y evidencias concretas. Por ejemplo, en lugar de asumir que alguien es confiable porque es amigable, podemos observar cómo se comporta en situaciones que requieren honestidad e integridad. Además, es útil buscar opiniones y perspectivas de otras personas que puedan tener experiencias diferentes con la misma persona.
Otro enfoque es fomentar una cultura de retroalimentación continua y específica. En lugar de evaluaciones generales, se debe proporcionar retroalimentación detallada y basada en comportamientos observables. Esto ayuda a garantizar que las evaluaciones se basen en evidencia concreta y no en impresiones generales. Por ejemplo, en el caso de un estudiante, en lugar de decir “eres muy inteligente”, un maestro podría decir “hiciste un excelente trabajo en resolver el problema de matemáticas utilizando el método que aprendimos en clase”. Este tipo de retroalimentación específica ayuda a los estudiantes a entender exactamente qué comportamientos y habilidades están siendo reconocidos.
En el ámbito educativo, el sesgo Halo puede tener un impacto significativo tanto positivo como negativo. Los maestros pueden, a menudo sin darse cuenta, evaluar a los estudiantes en función de su comportamiento general en lugar de sus logros específicos en diferentes áreas. Consideremos el caso de Juan, un estudiante de secundaria que destaca en matemáticas, pero lucha con el área de comunicación. Si su maestro tiene una impresión general positiva de él debido a su rendimiento en matemáticas, podría sobrevalorar sus habilidades en otras áreas. Esto puede llevar a una falta de atención adecuada a sus necesidades en comunicación.
Para mitigar este efecto, es crucial que los educadores utilicen herramientas de evaluación específicas y objetivas. Las rúbricas detalladas para tareas y exámenes pueden ayudar a los maestros a enfocarse en competencias específicas y proporcionar una evaluación más equilibrada. Por ejemplo, una rúbrica para un ensayo de comunicación puede desglosar la evaluación en aspectos como la estructura del ensayo, el uso de evidencias, la gramática y la creatividad. Esto permite que el maestro evalúe cada aspecto de manera independiente, reduciendo la influencia de una impresión general sobre el rendimiento del estudiante en un área específica.
Sin embargo, también podemos utilizar el sesgo Halo de manera positiva en el aula. Imagina que un maestro presenta un tema complejo utilizando imágenes de personajes animados populares. La diversión y el interés generados por estos personajes pueden transferirse al tema, haciendo que los estudiantes se involucren más y aprendan con mayor entusiasmo. Así, la percepción positiva de los personajes animados influye en la percepción de la lección, despertando el interés y la motivación de los estudiantes.
Como educadores es necesario explorar conceptos como el sesgo Halo pues resulta evidente que una comprensión profunda de los sesgos cognitivos puede transformar nuestra práctica educativa y profesional. Adentrarse en este conocimiento es como plantar semillas de sabiduría que, con el tiempo, florecerán en habilidades útiles para la vida. ¿Te has preguntado alguna vez cómo podrías llevar tu comprensión a un nuevo nivel? Reflexionar sobre estas ideas podría ser el primer paso hacia un cambio significativo en tu carrera y vida personal.
Por tanto, es fundamental entender que maestros y administrativos deben trabajar para minimizar el impacto del sesgo Halo en las evaluaciones y decisiones. Esto puede incluir la capacitación en sesgos cognitivos, la implementación de políticas que promuevan evaluaciones justas y objetivas, y la creación de una cultura educativa que valore la retroalimentación específica y basada en evidencia. De este modo, se asegura que todos los estudiantes reciban la atención y el apoyo necesarios para alcanzar su máximo potencial.
Al final del día, la educación no se trata solo de impartir conocimientos, sino de inspirar y guiar a los estudiantes en su viaje hacia el éxito. Con una mayor conciencia y comprensión de los sesgos cognitivos, los educadores pueden crear experiencias de aprendizaje más inclusivas y efectivas. Y quizás, al embarcarse en este camino de aprendizaje y reflexión, los docentes encuentren en sí mismos una renovada pasión y propósito, iluminando no solo su camino, sino también el de aquellos a quienes enseñan.
YORDAN BAZÁN
Etiqueta:Educación, Sesgos Cognitivos