¿EL CAMINO FÁCIL O EL CORRECTO? DESCUBRE CÓMO EVITAR ESTAFAS EN LA CAPACITACIÓN DOCENTE
Las estafas en las capacitaciones para docentes son muy comunes y han existido durante muchos años. Como institución, en CAPACÍTATEC estamos comprometidos a combatir este mal, concientizando a los docentes y advirtiéndoles sobre las diversas modalidades de estafa. Sin embargo, estas prácticas fraudulentas se intensifican cuando los docentes buscan el camino fácil para obtener certificaciones de un día para otro, exponiéndose así a caer en manos de pseudo asesores académicos, enviados por instituciones sin escrúpulos, que están dispuestos a engañar, timar y estafar con tal de obtener un beneficio económico. Para ilustrar esta problemática, vamos a ejemplificarlo con una historia.
Imaginemos dos casos: el de Carla y Helton. Carla es una docente que, presionada por la necesidad de mejorar su expediente y así tener mayor oportunidad para alcanzar una plaza docente, decide buscar una certificación rápida sin tener que pasar por el esfuerzo de estudiar. Un día, se le acerca una asesora académica de CAPACÍTATEC de nombre Estrellita, quien le ofrece una capacitación legítima, explicándole que, aunque tendría que tomarse parte de su tiempo para desarrollar los programas de estudio, el proceso es flexible y está diseñado para adaptarse a su tiempo y necesidades. La asesora le explica que CAPACÍTATEC utiliza la metodología ágil de aprendizaje, una modalidad asíncrona que le permite estudiar a su propio ritmo con videos cortos de máximo 5 minutos, diseñados para optimizar su tiempo. Esta metodología incluye conceptos de neuroeducación, sesgos cognitivos, gatillos psicológicos y tecnoeducación, todo a través de una plataforma moderna y accesible que asegura una experiencia de aprendizaje eficaz y agradable.
Sin embargo, Carla, buscando una solución más fácil, rechaza la oferta porque no tiene tiempo ni ganas de estudiar, y pregunta si pueden venderle solo el certificado. Ante esta petición, Estrellita le explica que esto va en contra de los principios éticos de la institución, y que no es posible obtener una certificación sin el esfuerzo correspondiente.
Desilusionada, Carla se retira, pero justo en ese momento es abordada por un pseudo asesor llamado Mario que pertenece a una institución inescrupulosa que, habiendo escuchado la conversación, le ofrece lo que parecía ser la solución perfecta: un “congreso gratuito” donde, según le promete, no tendría que pagar nada y, además, podría obtener la certificación al día siguiente sin siquiera asistir. No solo eso, también le ofrece un curso gratuito, asegurándole que no necesitaría desarrollar absolutamente nada, y que le entregarían el certificado de participación sin haber llevado el curso.
Carla, seducida por la oferta, acepta sin pensarlo mucho y firma un documento que el pseudo asesor le presenta, creyendo que simplemente le permitirá recibir su certificado rápidamente. Meses más tarde, Carla se da cuenta de que su sueldo ha comenzado a reducirse debido a descuentos por planilla que ella nunca autorizó conscientemente. Preocupada, se dirige a la UGEL para preguntar por qué le están haciendo esos descuentos, y allí descubre que fue ese pseudo asesor Mario quien la timó, haciendo que firmara un documento que autorizaba los descuentos sin su conocimiento.
Para colmo de males, cuando la UGEL realiza la revisión de los expedientes, como parte del proceso que la ley exige para un porcentaje de los expedientes presentados en el concurso de contrato docente, detectan que los certificados que Carla presentó son fraudulentos. A consecuencia de esto, le abren un caso administrativo y la fiscalía formula una denuncia penal en su contra. El desenlace de esta historia es devastador para Carla, ella es retirada de su cargo como docente y se le inhabilita por cinco años para ejercer en cualquier institución pública o participar en concursos públicos.
En contraste, tenemos el caso de Helton, un docente comprometido con su desarrollo profesional y con un alto sentido de responsabilidad. A diferencia de Carla, Helton decidió tomar el camino más largo, pero más seguro y ético. Optó por inscribirse en CAPACÍTATEC, donde, aunque sabía que debía estudiar, desarrollar módulos y presentar exámenes, entendió que este esfuerzo era necesario para obtener un certificado legítimo y, lo más importante, para mejorar sus competencias como docente. Helton valoró profundamente la metodología ágil de aprendizaje de CAPACÍTATEC, que le permitió estudiar en sus propios tiempos, aprovechando al máximo los contenidos virtuales disponibles en la plataforma, diseñados específicamente para optimizar el aprendizaje sin sobrecargarlo. Además, siempre que tenía la oportunidad, participaba activamente en los seminarios ofrecidos por CAPACÍTATEC, los cuales complementaban su formación y le brindaban un espacio para interactuar y profundizar en los temas de estudio. Al final, Helton completó todos los módulos de evaluación y obtuvo su certificación de manera legítima. Al presentar su expediente en la UGEL, lo hizo con la confianza de que su formación era auténtica y valiosa, logrando así obtener una plaza docente.
La historia de Carla y Helton ilustra dos caminos que los docentes pueden tomar. Carla, buscando un atajo, terminó perdiendo no solo su trabajo, sino también su reputación y la posibilidad de seguir desarrollándose en su carrera. Helton, en cambio, al elegir el camino correcto y dedicarse a su formación, fortaleció su perfil profesional y obtuvo resultados que le abrieron más puertas en su carrera docente.
Recuerden que nada es gratis en esta vida, que todo tiene un costo. Y si algo es gratis, tiene un gran secreto. Esta enseñanza es crucial para comprender que siempre hay una elección sobre qué costo asumir. En el caso del profesor Helton, él eligió el costo de estudiar, de llevar las capacitaciones, y como resultado de ese esfuerzo, obtuvo un certificado válido y logró obtener una plaza docente. Lamentablemente, en contraste, el costo que asumió la profesora Carla fue muy alto por buscar el camino fácil, no querer esforzarse ni estudiar. Tuvo que pagar por una capacitación que jamás llevó, de la que no obtuvo ningún provecho, y es aquí donde adquiere un significado real aquel conocido refrán: “Para el haragán y el pobre, todo le cuesta el doble.” Pues como vemos en el caso de la profesora Carla, por querer obtener algo aparentemente gratis, sin esfuerzo y sin estudiar, le costó no solo el doble, sino que las consecuencias fueron terribles para ella.
En CAPACÍTATEC, estamos comprometidos con la integridad y la calidad en la educación. Sabemos que el camino fácil puede ser tentador, pero también conocemos las graves consecuencias que puede traer tomar atajos. Por eso, nos esforzamos en alertar a la comunidad docente sobre las señales de una posible estafa y en proporcionarles todas las herramientas necesarias para que tomen decisiones informadas. No solo ofrecemos capacitaciones de calidad, sino que también defendemos los valores éticos y morales en la educación. Queremos que cada docente que se capacite con nosotros lo haga con la seguridad de que está recibiendo una educación valiosa, que realmente impactará positivamente en su labor docente y en la formación de sus estudiantes.
Etiqueta:Consejos